Recibir el NEA Jazz Masters supone el mayor reconocimiento oficial a la trayectoria de una carrera dedicada al jazz.
El National Endowment For The Arts (NEA) entrega cada año este galardón a “leyendas vivas que hayan hecho una contribución excepcional al avance del jazz”1 . Este año, los maestros elegidos fueron Jamey Aebersold, Anthony Braxton, Richard Davis y Keith Jarrett.
Los premios fueron entregados en enero en una ceremonia que tuvo lugar en Jazz At Lincoln Center (JALC).
Es un hecho el esfuerzo de JALC por cumplir unos objetivos reales en la difusión, la pedagogía y, por supuesto, la celebración de lo que es y lo que sucede con el jazz; y yo misma pudiendo escribir estas palabras supongo un claro ejemplo de que ese trabajo es efectivo. Precisamente por esta filosofía de dar a conocer fue posible presenciar la ceremonia desde cualquier parte del planeta con conexión a Internet. Es también posible verlo ahora. Podéis hacerlo en este vídeo.
He de decir que, tras ver la ceremonia, hubo dos cosas que me llamaron especialmente la atención.
La primera de ellas -y vayan por delante mis disculpas por prejuiciosa- fue la presencia y el discurso de Keith Jarrett. Cuando supe que confirmó su asistencia a la gala estuve un tiempo barajando la teoría de que le hubieran ofrecido las almas de mil estrellas del pop a cambio de personarse en la ceremonia (este dato en realidad aún no ha sido desmentido). Sea como fuere, la actitud de Jarrett fue distendida y agradecida, y su discurso fue muy puro, dejando claro desde un principio que no es posible definir la música por medio de palabras.
La segunda intervención que quiero destacar -y el verdadero motor de este artículo- es el discurso que ofreció otro de los premiados: Jamey Aebersold, músico y reputado educador. Argumenta Aebersold sobre la necesidad de ampliar los esfuerzos y los recursos dedicados al jazz, puesto que hace años sus alumnos respondían de manera más o menos certera a la pregunta “dónde se originó el jazz”; sin embargo, últimamente escucha respuestas como España o Finlandia.
Me pregunto si Aebersold ha elegido ese ejemplo tan disparatado porque es conocedor de la realidad minoritaria del jazz, de las actuaciones excluyentes de las diferentes administraciones o de la lucha agonizante de los clubes por sobrevivir y defender con una notable dignidad profesional lo que son: los últimos bastiones del jazz en España.
Y me pregunto también, muy inclinada a una respuesta afirmativa, si tiene noticia o quizá simpatía por los extraordinarios músicos de jazz que hay en este país y por cuyo trabajo me siento tremendamente orgullosa.
Pues bien, este discurso me dio qué pensar sobre la que considero, creo que con objetividad, una paupérrima cultura nacional del jazz. ¿Sabemos en España dónde se originó el jazz?
Obviamente, no tiene ningún sentido hacer esta pregunta en un blog temático como es éste, de modo que propuse a las personas de mi entorno buscar la respuesta en otros de sus propios círculos; personas a quienes jam session podría parecerles una marca de mermelada.
Y esto me llevó a su vez a otra sorpresa: la mayoría respondió correctamente, ubicando el origen en Nueva Orleans, Luisiana, a orillas del Misisipi o al sur de Estados Unidos. Como estaréis imaginando, no todo fue esplendor en la hierba, y, de hecho, algunas respuestas son directamente míticas, por lo que las incluiré como comentario para deleite de todos.
Evidentemente, esta encuesta no tiene ningún valor estadístico y ha respondido exclusivamente a una curiosidad personal que he querido compartir en este espacio. Curiosidad que en esta ocasión ha sido estimulada porque existen organizaciones que trabajan para que esto suceda. No en una administración española, desde luego.
Nuestra enhorabuena a los cuatro nuevos NEA Jazz Masters. Las nominaciones públicas para 2015 ya están siendo valoradas.
1. http://jalc.org/about/
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